...Nos paseamos por la noche dando vueltas y el fuego nos consume...

lunes, junio 02, 2008

Exceso de equipaje

…“todo lo imaginable puede ser soñado, pero hasta el sueño más inesperado es un acertijo que esconde un deseo, o bien a su inversa, un temor”… Ítalo Calvino, Las ciudades invisibles.

III

Cuando llegamos era mediodía, el viento ondeaba suavemente las hierbas ralas de la explanada; un paño seco surcado por franjas plateadas por el sol. Una débil reja de alambre era el único (el ultimo) límite que nos separa del tabú que es ese lugar yermo, esa tierra de nadie.
Cada ciudad tiene sus lugares prohibidos, aquí, en este pueblo olvidado; crecimos escuchando historias de ese lugar, ese aeródromo. Dicen que era habitual ver los aeroplanos llenar el horizonte de zumbidos, que la gente se agolpaba en las despedidas; que aún si se presta atención se puede oír el sonido de los motores al atardecer. El pueblo entero vive observando ese vacío con un respeto que es parte miedo y parte añoranza.
No se sabe de nadie que haya cruzado la cerca después de la desaparición de los viajeros. El primer paso fue dado con las rodillas temblorosas (los miedos infantiles son profundos y arraigados), pero al avanzar y ver como se acercaba esa mancha plateada (hangar dicen que se llama) nos sentimos valientes, alejados de aquella gente supersticiosa y no nos detuvimos hasta llegar a la entrada.Me sonreíste, (como atesoro ese recuerdo) y empujaste la oxidada puerta, el chirrido fue el único sonido emitido en mucho tiempo.
El espacio era enorme, apenas iluminados por sucias lucarnas, y estaba lleno.
Lleno de objetos
Ahí convivían primeras ediciones y herencias familiares, juguetes gastados y álbumes de fotos. Artefactos extraños, imágenes religiosas, pinturas exquisitas y dibujos de niños. Descubrimos que eran cosas que los viajeros no pudieron llevarse consigo, recuerdos de sus seres queridos y objetos de deseo.
Las horas se sucedían y no parábamos de revisar las joyas, leer las cartas; abrir las cajas; sentir que ahí estaba todo lo necesario, que seriamos felices; entre risas nos imaginábamos nuestro escape, un viaje al otro extremo del mundo, llevarnos algunas cosas para empezar y luego irnos lejos.
Ahí surgió el problema
Los objetos no podían salir del lugar, era lógico, habían sido dejados atrás y ninguna fuerza los sacaría al presente. Cada día intentábamos llevarnos algo, pero desaparecía al salir por la puerta; del deseo, paso a la desesperación y ahí a la resignación.
Una tarde, tiempo después, llevé la única foto que tenía de mi padre y logre sacar un anillo del hangar; “así es como funciona” te dije, uno debe entregar algo valioso para ti para sacar algo; “sacamos un par de cosas y nos vamos de aquí”
En la última escena del sueño han pasado semanas, meses quizás. Afuera, los bolsos se agolpan llenos de joyas finísimas y monedas extranjeras. Siempre se puede entregar algo mas (diez días atrás cambie mis recuerdos de niñez por un collar de jade), Arrodillada entre un millón de cosas propias y ajenas busco desesperadamente un trozo de papel blanco; lo tomo y escribo mi nombre y así sobre cada hoja, cada preciado papel que llega a mis manos, trato de recordar algo más, ¿qué hacemos aún aquí?,¿ por qué no podemos salir?;y comprendo que los que se fueron dejaron su ambición aquí, que nuestra codicia nos tiene atrapados. Te veo buscando lo mismo, veo tus ojos desorbitados, tus manos temblorosas y sé que me has olvidado, que te has olvidado.

6 venganzas sutiles:

Blogger Jota O. said...

Me gustó tu texto, sobre todo porque sentía el nexo emocional que atravesaba todo el escrito hasta el final. Así, era como si estuviese predeterminado que no podría ser más que un final con ese color, esa meláncolica, soledad, ese vacío recurrente del sentirse extraviado de los demás y de uno mismo.
Así también me gusta porque gusto de los finales "no-felices" y el tema onírico (la difusión del límite entre ambos mundos).
Comentarios más bien técnicos los conversaremos en OFF.
saludos.

11:39 p. m.

 
Blogger Unknown said...

la única muerte es el olvido

besos

PD:que mas puedo decir bellisimo, tu sabes que me gustan los cuentos tristes, lo que no significa q sea una depresiva

12:01 a. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Y qué llevamos con nosotros cuando partimos??

10:35 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

mmm yo soy de los alegres.... (los cuentos) pero esta excelente! como todo lo que escribes!

un beso amiga.
lo!

11:25 a. m.

 
Anonymous Anónimo said...

hey soy loretalov! pero parec q se me olvidó mi contraseña.jjejeje

11:33 a. m.

 
Blogger LoBa said...

Al fin, después de tanto tiempo lo leí. Bien valió la pena!

8:07 p. m.

 

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